La educación formal durante muchos años y hasta la fecha no ha permitido ni permite desarrollar el pensamiento científico en los adolescentes, una educación que limita la curiosidad natural del ser humano, basada en métodos repetitivos, memorísticos, centrados en el profesor y respuestas pre establecidas. Albert Einstein a los 15 años se dio cuenta que la educación que le brindaban no le posibilitada explorar, averiguar y conocer el mundo ya que esta, se basada a una educación formal que le limitaba descubrir el mundo; un día se levanto de su silla y nunca más volvió al colegio. Me pregunto: ¿Si Albert Einstein hubiese continuado en su colegio recibiendo una educación formal que no le permitía desarrollar sus potencialidades, hubiese sido hoy en día el gran científico que todos nosotros conocemos? La respuesta es NO y todos coincidimos con esto.
Es en ese sentido que el gran reto de la educación de hoy en día y de los profesores es desarrollar y potenciar el pensamiento científico en los adolescentes, posibilitando que nuestros estudiantes sean curiosos, exploren el mundo, adquieran conocimientos de su contexto y desarrollen sus habilidades. Esto implica dejar de lado las practicas tradicionales como la transcripción de información, los dictados y las clases expositivas, repetitivas.
Desarrollar un pensamiento científico, significa promover y estimular en nuestro adolescentes la curiosidad por explorar el mundo, hacer pensar y razonar desde su propio contexto que le permita conocer la realidad realizando inferencias en contraste con la teoría y las evidencias concediéndole transformar su pensamiento sobre la realidad. Así mismo implica que la metodología que el docente emplee debe ser un método orientado a la investigación que facilite desarrollar habilidades como: la formulación de hipótesis, la observación, recolección de información, comprobación, contrastación y comunicación de los resultados.
Por lo tanto, consideramos que si queremos adolescentes con pensamiento científico, debemos renovar nuestras formas de enseñar, de aprovechar las habilidades y las potencialidades de los adolescentes orientándolos a dominar la capacidad de dirigir su atención, pensar hipotéticamente, razonar, inferir, observando diversos puntos de vistas y elaborando argumentos a partir de ellos y una de los enfoques y/o metodología que permite es la del Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), el cuál desarrolla el pensamiento científico en los estudiantes.